Dios Mira el Corazón, lo que no se ve

“Pero el Señor le dijo a Samuel: No mires su apariencia ni su estatura, porque Yo lo he

rechazado. El Señor no ve las cosas como las ve el hombre: el hombre se fija en las apariencias, pero el Señor mira el corazón.” — 1 Samuel 16:7 (NTV)

En nuestra sociedad, y lamentablemente incluso dentro de algunos círculos cristianos y ministeriales, con frecuencia se valora lo que se puede ver: lo tangible, lo estéticamente agradable, lo que impresiona a simple vista. Se mide a las personas por sus logros, su nivel de educación, su atractivo físico, sus bienes materiales, la casa que poseen, el auto que conducen o la ropa que visten, sin detenerse a considerar en muchos casos su integridad moral o su vida espiritual.

Pero cuando venimos a Cristo, todo cambia. El propósito de la vida, la forma de ver el mundo y la manera de valorar a las personas se transforman radicalmente. Pasamos a vivir en el Reino de la fe, del amor y de la esperanza eterna. En este Reino, lo que verdaderamente importa no es la apariencia, sino la condición del corazón.

Dios aprecia la humildad, el quebrantamiento sincero, la vida que se aparta del mal y busca a su Creador con todo el corazón. A los ojos de Dios, ese corazón es un tesoro incalculable.

No importa tu edad, tu salud, tu nivel educativo, tu apariencia física, tu casa o tu género. Lo que Dios ve es tu corazón. En Su Reino de amor y nueva vida, no existen divisiones de raza, nacionalidad, condición social o económica. Ya no hay judíos ni griegos, blancos ni negros, hombres ni mujeres, ricos ni pobres, sino hijos e hijas igualmente amados, valorados y aceptados por Aquel que vive en nosotros: Cristo Jesús. Y ese valor supera a todo el Universo.

Amén.

Bendiciones en el Señor.

Enrique Martínez

Chile

https://elhermanoenrique.blogspot.com/

11/8/2025


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