En lugar de rendirse, Ana decidió enfrentar el desafío. Con sesiones de fisioterapia y ejercicios constantes, luchó contra el dolor y la frustración. Durante meses, mientras veía a otros practicar actividades al aire libre, Ana se dedicó a fortalecer su cuerpo y su mente. Leyó libros sobre montañismo y visualizó el día en que finalmente alcanzaría la cima.
Finalmente, un año después del accidente, Ana decidió intentar escalar la montaña. Aunque el camino era arduo y hubo momentos en que dudó de sí misma, cada paso que daba era una prueba de su perseverancia. La noche antes de llegar a la cima, acampó bajo las estrellas, recordando todo el esfuerzo que había invertido para llegar allí.
Cuando Ana finalmente alcanzó la cumbre, no solo sintió el triunfo de la hazaña física, sino también la certeza de que había superado sus propias limitaciones. Su historia inspiró a otros a enfrentar sus propias dificultades con valentía y determinación.
Moraleja: La perseverancia, incluso en los momentos más difíciles, puede llevarnos a superar lo que parecía imposible. Ahora, cuando Dios está dentro de nosotros y ayudándonos, el logro es casi seguro.
Saludos
Enrique, Chile
2/1/2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario