El Grito Silencioso de los Inocentes
El G rito Silencioso de los Inocentes. Por EM La hermana Antonia sonrió emocionada al enterarse de que predicaría en la iglesia el próximo domingo. Abrazó a sus dos niñas pequeñas, transmitiéndoles la convicción de que Dios es bueno y tiene un hermoso camino y muchas oportunidades para ellas. ¡Porque Él es bueno! Antonia, una mujer consagrada a Dios de una ciudad cosmopolita de Europa, junto con sus dos pequeñas y delgadas hijas, participaba fervientemente en una congregación numerosa. Antonia desempeñaba labores de limpieza en la congregación y era sumamente servicial con todos. También colaboraba activamente en la escuela dominical como ayudante de maestra de niños. Sin embargo, se le negaba la oportunidad de enseñar o predicar en la congregación debido a su separación de su esposo, quien la abandonó por motivos incorrectos. A pesar de las limitaciones, los líderes de la congregación la apreciaban mucho por su servicio abnegado, sus ofrendas y su fidelidad al diezmo. Sin...